Podríamos decir que las Tablas de Daimiel es el "oasis" de la Mancha.
Las Tablas de Daimiel
Están situadas en la provincia de Ciudad Real, entre las localidades de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Es una zona donde la vegetación es escasa y sólo en primavera y verano, cuando las viñas empiezan a germinar y los sarmientos se llenan de pámpanas, el ocre del paisaje se pinta con un poco de verde.
La última vez que las visitamos, íbamos con unos amigos de Cataluña, y no se podían creer que nos pudiéramos encontrar una zona inundada con tanta agua en mitad de un paraje tan seco.
Toda esta zona de la Mancha está sobre el acuífero 23, una gran bolsa de agua subterránea que asoma a la superficie precisamente para crear las Tablas de Daimiel.
Hace unos años, la sobre-explotación del acuífero para el riego de las viñas de la zona, hizo que se secaran las tablas, produciéndose un gran incendio subterráneo quemándose la turba del subsuelo.
La visita la realizamos en Otoño, una de las dos épocas mejores para visitar las tablas junto con la primavera, debido a que es zona de paso obligado de las aves que migran entre el norte de Europa y el norte de África.
Dejamos el coche en el aparcamiento del centro de interpretación y desde allí salen todas las rutas que recorren a pie las diferentes zonas de las tablas. En el recorrido puedes emplear desde una hora y media, hasta varias horas, si te paras a observar la variedad de aves que pueblan las tablas en época de migración.
Durante el recorrido existen "casetas" de observación, donde puedes apostarte para contemplar las bandadas de garzas, patos o cigüeñas.
Por cierto, os aconsejamos que os llevéis unos prismáticos.
Una vez terminada la visita, cogimos el coche y nos fuimos dirección Villarrubia de los Ojos, parando en el molino de Molemocho. Está muy cerca del aparcamiento de las tablas y teníamos ganas de verlo, pero cuando llegamos ya había cerrado. Os aconsejamos que os informéis en el centro de interpretación de sus horarios de apertura.
Comida en el Mirador de la Mancha
Dejamos las tablas y nos fuimos dirección Villarrubia de los Ojos para comer en el Mirador de la Mancha. Es un sitio privilegiado, situado en la ladera de la sierra de la "Calderina", donde además de un restaurante, existen cabañas donde alojarte para realizar actividades en la naturaleza o como base para recorrer la zona y realizar turismo rural.
Para llegar hasta él, lo mejor es preguntar a los lugareños por la "ermita de San Cristobal" y camino de la ermita nos encontraremos con el complejo presidido por un gran Don Quijote hecho de madera.
La comida nos encantó, pero es aconsejable ir en Otoño o Invierno, porque el tipo de comida que sirven es muy "contundente". Gachas, migas, duelos y quebrantos, pierna lechal, ... Por probar, probamos un poco de todo. Lo que más nos gustó: los duelos y quebrantos.
Además de la comida, el complejo se encuentra en un sitio privilegiado. En la ladera de la sierra, con unas vistas inmejorables de toda la zona.
El restaurante es una construcción de madera vista espectacular. Muy recomendable.
Por cierto, las migas de la foto no son del restaurante, son las que hizo Antonia al día siguiente en la casa del pueblo. Estaban para chuparse los dedos.
Consuegra
Para finalizar el día, y después de la fabulosa comida, nos fuimos a visitar los molinos de Consuegra.
Los molinos de viento los popularizó Cervantes y su Don Quijote de la Mancha, y entre los mejor conservados de la zona se encuentran los de Consuegra.
Una vez en Consuegra, seguimos las indicaciones que nos llevaron hasta los molinos.
Los fines de semana, hay abierto algún molino y se puede visitar.
La foto que nos encontramos cuando llegamos a los molidos fue la siguiente: una fila de molinos, alineados en lo más alto de la colina, el sol rojizo ocultándose entre el horizonte y las nube y una suave brisa que refrescaba el ambiente. Después de un día tan intenso, creo que es el mejor final que nos pudimos encontrar.
Ver todas las fotos de: "Castilla La Mancha - Tablas de Daimiel y Consuegra"
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| Las Tablas de Daimiel |
Están situadas en la provincia de Ciudad Real, entre las localidades de Daimiel y Villarrubia de los Ojos. Es una zona donde la vegetación es escasa y sólo en primavera y verano, cuando las viñas empiezan a germinar y los sarmientos se llenan de pámpanas, el ocre del paisaje se pinta con un poco de verde.
La última vez que las visitamos, íbamos con unos amigos de Cataluña, y no se podían creer que nos pudiéramos encontrar una zona inundada con tanta agua en mitad de un paraje tan seco.
Toda esta zona de la Mancha está sobre el acuífero 23, una gran bolsa de agua subterránea que asoma a la superficie precisamente para crear las Tablas de Daimiel.
Hace unos años, la sobre-explotación del acuífero para el riego de las viñas de la zona, hizo que se secaran las tablas, produciéndose un gran incendio subterráneo quemándose la turba del subsuelo.
La visita la realizamos en Otoño, una de las dos épocas mejores para visitar las tablas junto con la primavera, debido a que es zona de paso obligado de las aves que migran entre el norte de Europa y el norte de África.
Dejamos el coche en el aparcamiento del centro de interpretación y desde allí salen todas las rutas que recorren a pie las diferentes zonas de las tablas. En el recorrido puedes emplear desde una hora y media, hasta varias horas, si te paras a observar la variedad de aves que pueblan las tablas en época de migración.
Durante el recorrido existen "casetas" de observación, donde puedes apostarte para contemplar las bandadas de garzas, patos o cigüeñas.
Por cierto, os aconsejamos que os llevéis unos prismáticos.
Una vez terminada la visita, cogimos el coche y nos fuimos dirección Villarrubia de los Ojos, parando en el molino de Molemocho. Está muy cerca del aparcamiento de las tablas y teníamos ganas de verlo, pero cuando llegamos ya había cerrado. Os aconsejamos que os informéis en el centro de interpretación de sus horarios de apertura.
Comida en el Mirador de la Mancha
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| Migas |
Para llegar hasta él, lo mejor es preguntar a los lugareños por la "ermita de San Cristobal" y camino de la ermita nos encontraremos con el complejo presidido por un gran Don Quijote hecho de madera.
La comida nos encantó, pero es aconsejable ir en Otoño o Invierno, porque el tipo de comida que sirven es muy "contundente". Gachas, migas, duelos y quebrantos, pierna lechal, ... Por probar, probamos un poco de todo. Lo que más nos gustó: los duelos y quebrantos.
Además de la comida, el complejo se encuentra en un sitio privilegiado. En la ladera de la sierra, con unas vistas inmejorables de toda la zona.
El restaurante es una construcción de madera vista espectacular. Muy recomendable.
Por cierto, las migas de la foto no son del restaurante, son las que hizo Antonia al día siguiente en la casa del pueblo. Estaban para chuparse los dedos.
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| Molinos de Consuegra |
Para finalizar el día, y después de la fabulosa comida, nos fuimos a visitar los molinos de Consuegra.
Los molinos de viento los popularizó Cervantes y su Don Quijote de la Mancha, y entre los mejor conservados de la zona se encuentran los de Consuegra.
Una vez en Consuegra, seguimos las indicaciones que nos llevaron hasta los molinos.
Los fines de semana, hay abierto algún molino y se puede visitar.
La foto que nos encontramos cuando llegamos a los molidos fue la siguiente: una fila de molinos, alineados en lo más alto de la colina, el sol rojizo ocultándose entre el horizonte y las nube y una suave brisa que refrescaba el ambiente. Después de un día tan intenso, creo que es el mejor final que nos pudimos encontrar.
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