Alemania Día 4. Castillo del Rey Loco, Oberammergau y Wieskirche

Dejamos la ciudad y nos adentramos en pueblos perdidos entre bosques e iglesias en mitad de los prados, en busca del castillo del Rey Loco.
Abandonamos Munich y nos vamos para el sur de Baviera en busca de los Alpes Alemanes. Para ello alquilamos un coche, que recogemos de la estación central, y ayudados por el gps nos dirigimos al sur.

Después del día 3 por Munich, hoy cambiamos ciudad por montaña.

Casa de Oberammergau con pinturas de cuentos
Oberammergau
Nos habían hablado de un pueblo que todas sus casas tenían pinturas con  motivos religiosos o relacionadas con algún pasaje de un cuento.
Para allá que nos dirigimos, cogimos la autopista dirección Garmisch-Partenkirche y unos 10 km antes de llegar a esta famosa estación de esquí, nos desviamos a la derecha por una carretera secundaria hasta llegar a este pueblo de encanto.
Lo más bonito del pueblo son las fachadas de sus casas, todas ellos pintadas con algún motivo. Estuvimos paseando por él y no pudimos resistirnos a pasar a cada una de las tiendas que nos íbamos encontrando, todas ellas llenas de objetos trabajados en madera: relojes, figuras religiosas, maceteros, belenes, recipientes para velas, ... cientos de objetos tallados en madera.
Es un pueblo precioso, que une el estar entre bosques, con sus casas pintadas y sus tiendas de regalos.


Wieskirche
Wieskirche
Dejamos el pueblo con pesar, para buscar nuestro segundo destino: la iglesia de Wierkirche. Nos habían avisado que estaba en mitad del campo, pero que era una maravilla declarada patrimonio mundial de la Unesco.
Así fue, tras alguna vuelta que otra, logramos encontrarla. Apareció sobre una colina al final de la carretera, entre prados y árboles. Esa fue la imagen que se nos quedó en la retina.
Lo que no podíamos esperar es lo que te encuentras en el interior. Una iglesia muy luminosa y con unas pinturas impresionantes en sus paredes y techos.
No te puedes imaginar que en mitad de la nada exista esta joya.


Neuschwanstein - Castillo del Rey Loco
Neuschwanstein. Castillo del Rey Loco
Después de la sorprendente Wieskirche, cogimos el coche en dirección al objetivo del día, el castillo de Neuschwanstein, uno de los castillos que mandó construir Luis II de Baviera, más conocido como el rey Loco. Este es el más famoso de sus castillos porque Walt Disney se fijo en él para construir el castillo de la bella durmiente de Disneyland.
Cuesta un poco encontrarlo porque la señalización que hay en la carretera anuncia el castillo de Hohenschwangau. Hay que seguir las señales de este castillo y un poco antes de llegar existen varios parkings (5€) donde poder dejar el coche.
Los castillos se pueden visitar por dentro, pero hay que ir por la mañana temprano para sacar las entradas si quieres entrar a una hora decente.
Nuestra idea era sólo ver el castillo de Neuschwanstein por fuera, e intentar hacer la famosa foto del castillo que está en casi todas las guías.
Para ello, dejamos el coche en el parking y comenzamos a subir hasta el castillo (son unos 15 min). Nada más comenzar a subir el cielo se encapotó y empezaron a caer las primeras gotas. A la mitad de camino ya estaba lloviendo en toda regla y las nubes habían bajado tanto que una espesa niebla envolvía todo el paisaje.
Después de 20 min subiendo llegamos al castillo, que sólo lo pudimos ver cuando estábamos a menos de 100m.
Pero la famosa foto del castillo se hace desde el puente de Marienbruck, que está a unos 15 min del castillo, continuando la carretera ascendente.
Ya que estábamos allí decidimos ir al puente, esperando que ocurriera un milagro en los siguientes 15 min y la niebla se levantara. Evidentemente no ocurrió nada de esto y cuando llegamos al puente no se veía ni rastro del castillo. Por cierto, quien tenga vértigo, que tenga cuidado en el puente, es de madera, a 100 metros del suelo sobre un cañón entre dos montañas, con tablas que se mueven y que entre los huecos ves el vacío.
Después de haber estado esperando este momento desde que comenzamos a planificar nuestro viaje, cuando llegó el momento de hacer la famosa foto, la niebla nos lo fastidió.
Así que con nuestro gozo en un pozo, comenzamos la bajada hasta llegar al parking donde habíamos dejado el coche, totalmente empapados y sin haber visto cumplido nuestro objetivo.
Como recompensa nos quedó, que la niebla dejó hacer una foto un poco fantasmagórica del castillo desde abajo.

Para el día siguiente habíamos planificado: "Alemania Día 5. Lago Constanza: Lindau"

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