Las hoces del río Duratón, Sepúlveda y Pedraza

Hoy hemos disfrutado de un día de naturaleza, buena comida y pueblos medievales que te transportan a otra época.
Muy cerca de Madrid, a poco más de 100 km al norte y ya en la provincia de Segovia, se encuentra esta zona que reúne todas las característica para pasar un agradable día.
En nuestro caso salimos de Madrid por la mañana en coche y regresamos por la noche para dormir de nuevo en la capital.

Hoces del río Duratón
Hoces del río Duratón

Las hoces del río Duratón
En Madrid cogimos la autovía A1 y nos fuimos directos a ver las hoces desde arriba. A disfrutar de unas vistas muy parecidas a las que están acostumbrados la nutrida colonia de buitres que anidan por la zona.
Es uno de los parajes más bonitos de España.
A las hoces hay que ir por lo menos tres veces: una para recorrerlas a pie haciendo una ruta de senderismo por el fondo del valle, otra para recorrerlas en piragua y la otra para subir hasta la ermita de San Frutos, desde donde disfrutar de unas preciosas vistas de este maravilloso paraje.
En esta ocasión optamos por la opción de disfrutar de las hoces a vista de pájaro.
Para ello llegamos hasta Sepúlveda, pasamos por el túnel y giramos a la izquierda por la SG-241 en dirección a Ureñas. Después fuimos siguiendo los carteles marrones que nos guiaron hasta nuestro destino:
La ermita templaria de San Frutos. Está situada en un risco sobre las hoces del río Duratón, con unas vistas impresionantes sobre el río y con visión directa de los nidos de las águilas y buitres que anidan en las paredes de las hoces.
Estuvimos 2 horas recreándonos de las vistas y disfrutando del paraje, después de lo cual bajamos hasta Sepúlveda.

Hoces del río Duratón
Hoces del río Duratón

Sepúlveda
Este pueblo está situado en lo alto de una colina, lo que le da un aire de majestuosidad según te vas acercando él por la carretera.
Nuestro objetivo en Sepúlveda era dar cuenta de su famoso cordero asado.
La receta original dice que tiene que estar asado en horno de leña, aderezado sólo con agua y sal y acompañado solamente con ensalada.
Nosotros habíamos reservado en Casa Román, tenia muy "buena pinta" y buenos comentarios en internet, pero tuvimos mala suerte.
Nos sentamos, pedimos nuestro cordero con ensalada, y después de 30 min por la mesa sólo había aparecido el pan y unas tapas que nos pusieron para ir pasando el tiempo.
No lo reconocieron, pero se les había acabado el cordero del día y creo que nos sacaron un trozo de otro día y lo recalentaron.
Tras media hora esperando aparecieron en la mesa dos cuartos de cordero bien grandes (pensamos que esos corderos eran algo más que lechales), estaban recalentados, duros y salados.
Después de quejarnos nos dijeron que no tenían más y que nos harían un descuento en la factura.
De esta experiencia aprendimos que no hay que llegar al último turno de comidas, intentad estar en el restaurante a las 14.00 no mas tarde.
Para bajar un poco la comida, nos dimos un paseo hasta su preciosa plaza mayor y después continuamos caminando hasta su iglesia, situada a las afueras y con unas vistas muy bonitas.

Plaza mayor de Sepúlveda
Plaza mayor de Sepúlveda

Pedraza
Para terminar el día habíamos planeado pasar la tarde en Pedraza.
Es un coquetísimo pueblo medieval de no mas de 500 habitantes, con un encanto difícil de encontrar en otros lugares.
Está presidido en lo más alto por su castillo y rodeado de murallas medievales.
En el pueblo no desentona nada, las tiendas están integradas con el entorno y parecen de la época medieval, sus cabinas de teléfono están disimuladas de tal forma que no afectan a las vistas y todas sus casa siguen el mismo patrón, dando una coherencia a todo el entorno que difícilmente encontrarás en otros lugares.
Aquí terminamos de gastar nuestro día, paseando por sus calles y disfrutando de estas tardes de principios de verano que sólo se pueden dar en los pueblos.

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