París II - Montmartre

En nuestro segundo día de visita a París nos fuimos a Montmartre.
Este barrio fue lugar de encuentro de escritores, pintores y "vividores" los cuales disfrutaban de sus burdeles, cabarés y otros lugares de espectáculos. En la actualidad ya no es lo que era, pero alguno de estos lugares siguen en pie, aunque destinados a otros fines. Lo que no ha perdido es su encanto, situado en una colina, desde donde se ve todo París, es uno de los lugares donde obligatoriamente debes ir y perderte por sus calles. Detrás de cada esquina encontrarás algún lugar de interés.
Para llegar a este barrio se puede hacer a través de varias paradas de metro, nosotros elegimos la de Abbesses.

Sagrado Corazón (Sacré-Coeur)
Sagrado Corazón (Sacré-Coeur)
Sagrado Corazón o Sacré-Coeur
Nada más salir del metro nos encontramos con nuestra primera sorpresa, y es que la boca del metro de Abbesses es una de las escasas bocas art nouveau originales.
Desde aquí nos fuimos andando hasta los pies de la colina, en cuya cima se encuentra la impresionante basílica del Sagrado Corazón. Para llegar hasta ella existe un funicular (sirven los billetes de metro para subir), el cual cogimos para ahorrarnos las ciento de escaleras.
Información sobre esta basílica podéis encontrar en muchos lugares, por lo que no os voy a hablar mucho, sólo aconsejaros que no dejéis de visitar la cripta abovedada que se encuentra justo debajo de la cúpula. Para llegar hasta ella hay que entrar por uno de los laterales y mucha gente se olvida de bajar.
Cuando terminamos nuestra visita nos quedamos unos minutos en las escalinatas observando desde las alturas todo París.

Calles en Montmartre
Calles en Montmartre
Place du Tertre
Desde el Sagrado Corazón nos dirigimos a través de callejuelas hasta la Place du Tertre. Antes de llegara a ella nos encontramos con un mimo "perfecto", merece la pena esperase un ratito y ver como actúa, simula una estatua de mármol, y si no te fijas bien no te darás cuenta que es una persona.
Cuando llegamos a la plaza nos encontramos con la sorpresa de un lugar lleno de gente y pintores. Desde hace años es el centro de reunión de muchos artistas que exponen sus creaciones o que están pintado alguno de sus cuadros en ese momento. No se puede describir con palabras pero todo está impregnado de un aire bohemio que sólo se descubre estando allí.
Los edificios son bajos, con sólo dos o tres alturas y con una disposición, tanto de calles como de casas que te transportan a otra época. Te da la impresión que va a salir de alguna de las esquinas un "mosquetero" con su espada.
Desde la plaza continuamos andando por una de las calles aledañas, todas llenas de gente y con restaurantes/bares de comida orientados hacia la calle. Como fuimos descubriendo a lo largo de los días, París tiene una gran cantidad de lugares donde comprarte la comida y llevártela para comértela en cualquier lugar. Era la hora de comer y la zona estaba impregnada de buenos olores a comida, lo que nos hizo comprarnos unos crepes de jamón y queso (comida que repetiríamos más de un día).

El conejo Ágil (Au lapin Agile)
Continuamos por las callejuelas de Montmartre, en busca de uno de los clubs nocturnos más populares de París. Es recomendable acercarte porque conserva un estilo rústico y la famosa pintura del conejo escapándose de la cazuela, justo en la fachada.
De camino a este lugar descubrimos un viñedo en medio de la ciudad, rodeado de edificios. Después nos enteramos que es el último viñedo que queda en París y que el primer Sábado de Octubre es tradición vendimiarlo, dándose así el inicio oficial de la vendimia en Francia.

Molino rojo (Moulin Rouge)
Molino rojo (Moulin Rouge)
Molino Rojo (Moulin Rouge)

Quizá sea el cabarét más famoso de todos. Allí fue donde se dio a conocer el "cancán", el cual fue inmortalizado por las láminas de Toulouse-Lautrec.
En la actualidad siguen existiendo funciones todas las noches, con espectáculos de cabaret y magia.
La tarde la terminamos paseando entre los puestos del mercadillo de segunda mano, que se organiza todos los domingos frente al Molino Rojo. Allí se vende cualquier cosa que te puedas imaginar (ropa, zapatos, postales, cámaras de fotos, candelabros, ...).
Desde aquí nos dirigimos hacia el metro para volvernos al hotel, pero antes de cogerlo, descubrimos en la plaza de Abbesses una iglesia (St-Jean l'Evangéliste), en la cual merece la pena entretenerse unos minutos. El exterior es de ladrillo rojo, que contrasta con las alegres vidrieras.

Este fue nuestro primer día completo en París, muy cansados, pero encantados con todo lo que vimos, y sobre todo sorprendidos por algunos de los lugares que descubrimos.

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